sábado, 20 de agosto de 2016

La compra


Ibas con tu carga
y volvías cargada
de la compra.

Para mi tenías
una cestita de rejilla
rosa
con asas doradas
que se hincaban
en mis manos.

Me decías:
-Aguanta.
Enseñándome tus marcas
mucho más profundas
que las mías.

A tu lado
aprendí a aguantar
siguiendo tus pasos.

Y ahora, casi es
una traición
que me traigan
la compra
a casa.



El Huevo


Hay que trabajar,
mucho.
Cuando el nido
es de hormigón.
Y el huevo
que te contiene
ha caído 
dentro.



jueves, 18 de agosto de 2016