Al filo de la hora bruja
en mi patio de vecinos
aún se escucha trajín de
platos,
conversaciones difusas,
carruchas de tendederos
y murmullo de persianas
cerrando el día.
En dos ventanas se ven
destellos de luz de un
televisor encendido.
La mayoría está en silencio
y a oscuras.
Los míos duermen.
Nadie se da cuenta de que
está saliendo la luna.
Sonriente, luminosa, plena...
Nos miramos y por un instante
siento que estamos a solas.
La
Cambrila (
Logroño 4-6-2012)